Por Dr. Polito
Es el fiscal de fiscales del universo; académicamente, el humano mejor preparado de todos; el único funcionario colombiano que requiere de dos oficinas: una para él, y otra, mucho más grande, para su ego.
Quizás otra para sus perros y los escoltas oficiales de sus perros.
Es el mero mero, el non plus ultra, y punto.
No tiene ni tendrá razón alguna para dejar de insistir en que el presidente Gustavo Petro debe irse, pues, ni como fiscal ni como obseso ególatra puede perdonarle el hecho de que, desde agosto de 2022, ocupe un cargo superior al suyo. Eso es intolerable.
No puede, él, Júpiter tonante de vereda, permitirse nunca ser un segundón, ni siquiera entre los adoradores del innombrable.
Él tiene que ser el más arrodillado, el que le chupe mejor las medias, el más servil. El más abyecto…
Hay países donde, a personas, de alguna manera parecidas a él, les dicen lameculos.
Francisco Roberto Barbosa Delgado, 50 recién cumplidos, se chifló y lleva varios días sin dormir, dedicado a escribir babosadas (o barbosadas) en la red social X (insiste en que la cuenta no es suya) contra Petro y su Gobierno.
Dos trinos suyos llaman la atención, pues revelan la infinita pequeñez de su espíritu mezquino y miserable, y de su odio porque no tuvieron en cuenta su sacrosanto nombre, sino el del presidente.
Con ortografía digna de emborronador de muros, refiriéndose a Petro, en el primero escribió: (sic) Cuanto habrá pagado para que lo Nominaran cómo candidato a “Nobel de Paz”?
¿Se necesitará una mayor muestra de envidia para afirmar que el resentimiento devora al fiscal de fiscales del universo?
Desde luego, si alguien formula una pregunta como esa, es porque, quizás, al menos ha intentado comprar criterios, decisiones, conceptos… o pagar con esas monedas.
¡Qué enano moral habita en ese funcionario!
En el segundo trino fue mucho, pero mucho más allá.
“Una nominación al Nobel de Paz no se le niega a ningún criminal”, escribió el epítome colombiano de la moral, de la legalidad, de la honradez.
En medio de la putrefacción que exhuman la frase y su autor, ¿habrá algo qué decir o hacer al respecto?
Solo una cosa: postulo para el Nobel de la Paz a Francisco Roberto Barbosa Delgado. Se lo deben dar ya.
Sé que la comparación es oportuna, pero injusta, y por eso, de manera rendida, les pido perdón a los criminales.
No encontré a quienes más hacer referencia.
Ni siquiera Álvaro Uribe Vélez, andador por los extremos, llegó a tanto.
Cuando su traidor, como llaman en el uribismo a Juan Manuel Santos Calderón, ganó el Nobel de la Paz (o de criminales, según Barbosa), en la misma red X, Uribe escribió: Felicito el Nobel para el presidente Santos.
Que Barbosa se vaya a casa, al menos con la postulación al Nobel, está muy bien.
Quizás le dé la tranquilidad que necesita para pensar una respuesta que tiene pendiente desde hace largo tiempo, cuando la resolución extrarrápida del caso del peluquero Mauricio Leal: ¿Por qué no se da celeridad a otras investigaciones como: masacres, asesinatos de ciudadanos de a pie y cientos de casos de corrupción que aún están sin resolver? ¿Qué es lo que pasa, por qué no se da esta misma celeridad?”
En algo hay que darle la razón a Barbosita: en octubre pasado, aseguró que percibe una sensación de impunidad en el que los delincuentes pueden hacer lo que les plazca…
Lo dijo él, y entonces, como hoy, esas palabras hacen recordar una escatológica frase barriobajera: “El que primero lo huele…”