Por Dr. Polito
Que en Colombia protesten los humillados, los ofendidos, los marginados, los discriminados, en fin, los pobres, que unos y otros son los mismos, solo es la eterna repetición de la misma historia.
Una historia que nunca ha variado: los ricos, es decir, los poderosos, los dueños de todo, hasta de vidas, se han encargado de que los que protestan tengan siempre las mismas causas.
Pero, de unos meses para acá, quienes protestan, con gritos desgarradores, son, precisamente, los ricos.
Y la razón es la misma en cada marcha, en cada manifestación, en cada protesta: alguien les está rompiendo los huevos.
¿Quién será el atrevido que se está metiendo con los intocables, con los herederos exclusivos y excluyentes del poder político y económico, con los narcotraficantes, con los corruptos, con la ínclita gente de bien?
Por lo que gritaban ayer, parece que es Gustavo Petro, el presidente de la República, respaldado por el pueblo raso, que está dejando de protestar, de reclamar, de pedir que le sigan tirando mendrugos.
Otra vez fue evidente que a Petro no le perdonan que haya llegado a la Presidencia de Colombia, que los ricos y aristócratas y explotadores siempre han considerado de su propiedad.
Tampoco toleran que esté dispuesto a jugarse entero por los que todo necesitan, por los que quieren que Colombia cambie, por los que consideran que ya basta de tanta inequidad y luchan por equilibrar la sociedad.
Para el presidente, en las calles estaban quienes no quieren cambiar el país, y admitió que eso está bien.
Lo que está mal es que “siempre habrá fuerzas que salen de los privilegios y no quieren perderlos, pero las fuerzas volcánicas de la sociedad colombiana indudablemente quieren una transformación de Colombia, porque no se vive bien”.
Y luego, a propósito de palabras del excongresista Álvaro Uribe, en contra de las reformas propuestas por Petro al Congreso, el presidente pregunto: ¿Por qué les molesta que millones de viejos y viejas que hoy no reciben pensión puedan recibir un bono pensional decente? ¿Por qué les molesta que los actuales cotizantes de pensión puedan recibir una pensión de verdad? El 80% de los actuales cotizantes en fondos privados nunca recibirá pensión si no cambiamos ese sistema”.
Desde luego, las marchas de los ricos casi no tenían ricos: muchos eran sus empleados, sus sirvientes, sus choferes, sus escoltas, los buenos solo para servir de rodillas a sus amos.
Les ordenaron salir a gritar “¡Fuera!, Petro”, y eso hicieron, sin saber ni por qué ni para qué. Arrastrados, llamaron en las redes sociales a estos esquiroles desclasados y descastados.
Mientras gritaban, sus patronos, padrinos y jefes descansaban en sus clubes y brindaban por el éxito de las tareas impuestas a sus abyectos mensajeros.
Y roían un hueso duro: las marchas contra Petro son cada vez más lánguidas, más débiles, menos concurridas.
Y, en esas circunstancias, ¿cómo será mañana, cuando solo queden ellos, que son tan pocos y tan cobardes?
Porque, si bien, ellos han estado siempre dispuestos a acallar a balazos las voces contrarias, las de los defensores de la naturaleza y de los derechos humanos, es necesario aclarar que ellos no accionan las armas: tienen empleados que los hacen por ello. Pero, no será por mucho tiempo más.