Caracas
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro anunció que estos miércoles y jueves el país estará bajo al influjo de ejercicios militares y policiales masivos destinados a garantizar la protección de sus fronteras.
La actividad, llamada Escudo Bolivariano 2025, es un despliegue disuasivo armado que ensaya el oficialismo desde hace un par de meses en las calles y en los medios de comunicación.
Su objetivo es demostrar que tiene el control de la situación militar y de la gobernabilidad del país, ante la oleada de voces que cuestionan el triunfo presidencial de Maduro y el descontento popular existente en el país.
Maduro hace este anuncio de manera simultánea a la llegada del poderoso y amenazante Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y en medio de rumores sobre un eventual endurecimiento de posturas de Washington frente al Palacio de Miraflores, que alimentan las esperanzas de algunos sectores de la extrema derecha venezolana en el exilio.
En un video en Instagram, en el que aparece en sudadera y haciendo ejercicios en un gimnasio, Maduro dice: “Vamos a defender fronteras, costas, ciudades, elementos vitales del país, todos en unión para garantizar la paz, la soberanía nacional, para garantizar la democracia verdadera”.
Más adelante añade: “El 22 y 23 de enero vamos al ejercicio militar Escudo Bolivariano 2025, el primer ejercicio popular-militar-policial del año”.
En varios portales informativos estales podía verse la foto de Maduro rodeado de su ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, y del ministro del Interior y de Justicia, Diosdado Cabello, junto a los jefes del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, deliberando en torno a un mapa de Venezuela.
El 23 de enero ―día en que fue derrocada en 1958 la hasta entonces última dictadura militar del país, encabezada por Marcos Pérez Jiménez, para permitir un régimen civil democrático-representativo― es una fecha que tiene un enorme calado popular y especial significado entre los venezolanos.
Además, ha sido frecuente argumento para organizar protestas populares de la oposición, demandando al chavismo libertades públicas y respeto a la Constitución Nacional.
Su recordación se ha ido arraigando en estos años de hegemonía chavista, especialmente en los tiempos de polarización política, en un principio exclusivamente por las corrientes democráticas opositoras temerosas del carácter hegemónico del oficialismo.
El chavismo también conmemora la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, si bien alguna vez, al comienzo de su mandato, el fallecido presidente Hugo Chávez renegó de la fecha y reivindicó al dictador.
Lo ha hecho desde 2001, con una interpretación diferente a la de la oposición: la caída de aquel régimen es un hecho positivo, dicen, pero las élites económicas y políticas venezolanas secuestraron ese proyecto en provecho propio y no hay nada relevante que debamos echar en falta del régimen democrático del período 1958-1998.
La interpretación chavista del 23 de enero, como del resto de la política y la historia nacional, es la que ahora tienen las Fuerzas Armadas venezolanas.
Un comunicado del Ministerio de la Defensa indicó que esta operación militar se hace “asegurando el funcionamiento de los servicios básicos y la seguridad de instalaciones estratégicas”.
Además, agregó: “Haremos inexpugnables nuestras ciudades y fronteras en todo el espacio geográfico nacional”.