Entre polos

Por Dr. Polito

Si no es como dice el reo Álvaro Uribe, no es válido opinar, mucho menos, pensar.

Si no es a la manera de la más sagrada de las vacas sagradas Mafe Cabal, no es admisible que un colombiano se exprese.

Si se contradice a la cortesana Paloma Valencia, hay blasfemia.

En síntesis, si alguien piensa o plantea ideas diferentes de las de la ultraderecha (en Colombia, hoy, toda la derecha es ultra), más le vale no haber nacido.

Desde todas las cavernas ideológicas donde se refugian Uribe y sus áulicos y secuaces, al atrevido le dicen polarizador, lo maldicen...

Y creen que así lo arrojan a las tinieblas exteriores y lo descalifican para siempre.

¡Pobres pendejos!, ellos, los ultraderechistas, y los que se dejan acallar.

Las dos ideas fundamentales, las únicas básicas de la filosofía, son una contradicción absoluta, es decir, una polarización total: o la realidad es materia o es idea.

En lo fundamental, no caben términos medios. Así, unos seres humanos se decantan por el materialismo, y otros, por el idealismo.

No hay otra posibilidad. Todas las demás posturas ideológicas son variaciones sobre uno de los dos temas.

Es una contradicción, una polarización tal, que no se puede ser fundamentalmente materialista e idealista al mismo tiempo.

Es como la mujer: o está embarazada o no lo está, pero ninguna puede estar medio embarazada.

O se es una cosa o se es otra. O se prefiere un polo o el otro. Punto.

Y, en las ideas políticas, surgidas de la filosofía, precisamente, ocurre igual, aunque, en este aspecto, caben matices.

Cada idea es un atractivo polo, una manera de concebir ideas, de actuar, de proponer la organización social.

Por ello, resulta curiosa, por no decir sospechosa, la actitud de los derechistas radicales de señalar de polarizadores a quienes no coinciden en sus ideas.

Hay tantos polos ideológicos como ideas, pues cada una de ellas atrae a alguien. Como los polos eléctricos: uno es positivo y otro negativo, y en tal condición, atraen a unas partículas o a otras. Así de sencillo.

Cuando la godarria plantea que no se polarice, lo que está sugiriendo es que no se piense diferente de lo que ella piensa, que es lo establecido, lo acostumbrado, lo tradicional.

En consecuencia, que Uribe y su combo y quienes le aplauden cuando habla de que se está polarizando al país, se vayan todos a la mierda.

(Al tarambanas Iván Duque le encanta referirse a este asunto, pero él no cuenta, no tiene la menor idea de lo que dice, es un cero a la izquierda, un idiota absoluto. Es simplemente un eco de sus patronos).

Hay que polarizar, hay que sembrar ideas que contradigan las que siempre se han privilegiado, hay que pensar siempre diferente. Sin miedo a nada. Mucho menos a los ultragodos.

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