Por Dr. Polito

Ni Uribe es el presidente eterno, inmortal, invencible  y todopoderoso que creen sus hijas Mafe y Paloma (o Paloma y Mafe, en ese orden, de acuerdo con reciente encuesta), ni César Gaviria Trujillo es el arriero taumaturgo de posada que resucitará al anciano Partido Liberal que él mismo mató a puñaladas traicioneras.

Tampoco, Miguel Uribe Londoño es el candidato irremplazable del gamonal de El Ubérrimo, ni mucho menos Abelardo, el engendro inútil, y ladrón, según Uribe, el llamado a reemplazar a Gustavo Petro.

Ni Uribe ni Gaviria tienen a quien poner en busca de la presidencia. Ambos saben que ni Paloma ni Mafe llegarán jamás, y que Paola Andrea Holguín y Andrés Felipe Guerra son apenas un invento.

Es la razón para que, entre las cobijas, hayan acordado convocar a todo el mundo, “desde Abelardo de la Espriella hasta el doctor Sergio Fajardo”, en palabras del número 82 en la lista.

La sutileza de llamar doctor al observador de ballenas, y no al defensor de paramilitares, no fue un simple desliz.

Por eso, el padrón sub iúdice y el delicado pereirano guardaron su odio mutuo, para dedicarse al estupro (prometer para meter, y después de haber metido, no cumplir lo prometido) y procrear un engendro que los saque del barrizal.

(Había que ver al tierno Cesítar desgañitado por la televisión repitiendo una y otra y otra y otra vez: Uribe, mentiroso… Uribe, mentiroso…)

Ahora los dos andan de pipí cogido, o cogiéndose el pipí, que es lo mismo… Cosas de la senilidad.

“Parirán los montes; nacerá un ridículo ratón”, sentenció Esopo, y así será.

Podría ser un tal Juan Carlos Pinzón, mentiroso sobrino de Jorge Bueno Sierra, narcotraficante condenado en 1995 a cadena perpetua en Estados Unidos.

Pero para ello habría que apelar a dos imposibles: que el caso haya ocurrido hace mucho tiempo, como dijo Pinzón, no significa que Bueno haya dejado de ser su tío materno, es decir, el narco de la familia, ni que el tiempo le haya borrado la calidad de narcotraficante.

Para el aspirante a presidente, el preso de por vida es y seguirá siendo su tío narcotraficante.

Pero, si no es Pinzón, ¿entonces, quién?

¿Abe, el chiquilicuatre? —¡Já! ¡Já! ¡Já!

¿Juan David Oviedo? —¿Quién?

¿Fajardo? —Dicen que todavía le quedan decencia y tiempo para dedicarlo al ciclismo.

¿Miguel Uribe Londoño, tal vez? —¿El del desfalcado Banco del Estado?

¿Entonces Néstor Humberto Martínez? — “Jijiji, esto es una coima, marica”.

La verdad, por ahora, estos ínclitos barones (no sé por qué prefiero la b), con cierta desesperación, buscan y no encuentran  a alguien que les acolite en su codiciosa búsqueda de más poder del que tuvieron y desperdiciaron.

Mientras, dedican su tiempo a maquinar todo lo que sea necesario para desprestigiar al Gobierno y al presidente Gustavo Petro.

Ellos son la derecha —cavernaria, radical, incendiaria, corrupta, ultracorrupta, aún más corrupta—, que no dejará de oponerse, porque sí, a cualquier avance que beneficie al pueblo.

La democracia, la posibilidad de que el pueblo decida, el país, les importan un sieso, porque lo que les vale es el poder para ellos y los suyos, especialmente sus hijos.

A propósito de hijos y de la falta de candidatos, ¿qué tal Simón? ¿O Tomás?

Por Dr. Polito

Todo cipayo es un traidor, y todo traidor merece la muerte, pues la víctima es la patria.

Un cipayo es aquel que defiende intereses de otros países, a costa de los intereses del suyo.

Como los miserables políticos colombianos de derecha que apoyan las acciones infames de Donald Trump contra Colombia.

Porque, si bien, palabras y actos del Emperador Mostaza van contra el presidente Gustavo Petro, el objetivo final es Colombia. Y el Caribe. Todo. Que nadie lo dude.

El amostazado mandatario lo ha dicho en varias oportunidades, pero, quizás porque lo señalan de orate, muchos no se han detenido a pensar en que la cosa va en serio: Trump quiere anexarse todo el Caribe y hacerlo su Mediterráneo Americano, para recordar la definición del profesor Nicholas J. Spykman.

Si Vladimir Putin (a quien sin duda admira en secreto y a quien no se ha atrevido a frenar en serio) quiere hacer suya a Ucrania, con el pretexto que sea, ¿por qué yo, amo et dominus mundi no puedo imitarlo y tomar todo el Caribe y hacerlo mi barrera de defensa?

Al comenzar su trágico gobierno, prometió tomarse Panamá y el canal transoceánico, porque, según dijo falsamente, China lo manejaba y cobraba sumas exorbitantes.

El pretexto, obvio, cayó solo,

Luego, acusó a Nicolás Maduro de ser el jefe del misterioso Cartel de los Soles, y comenzó a bombardear lanchas, como si estuviera jugando a los soldados en la sala de su casa. Desde luego, va por el petróleo venezolano, como Putin por los infinitos campos de cultivo de Ucrania.

Para Putin, Ucrania puede ser su barricada de defensa contra la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan).

Después de Venezuela, Trump se enfocó en Colombia. A Caracas y a Bogotá les dijo que los atacará militarmente, sin importar porqué.

Con Puerto Rico como su polvorín y su cuartel, los demás países del Caribe no le preocupan. Las naciones de Centroamérica, Cuba, República Dominicana, Haití, Trinidad y Tobago, Jamaica, y un largo etcétera de islas-estado serán pan comido cuando lance el zarpazo.

¿Soberanía de los países? ¿Autonomía? ¿Todo eso qué es? Para Trump, tales conceptos son simples entelequias que le preocupan menos que los panqueques del desayuno.

Pero el Rey Amarillo tiene un problema complicado: la creciente presencia de China en este lado del mundo. Con inversiones multimillonarias e influencias en gobiernos, el gigante asiático tiene intereses enormes en Panamá, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, en el Caribe, tienen enormes deudas con China.

Y, con excepción de Colombia, en el resto de Sudamérica, hay cuantiosos intereses económicos chinos en Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Bolivia, y pronto los habrá en Uruguay y Guyana.

Este domingo, cuando en Argentina se cuenten los votos para ajustar el Congreso de la Nación, se sabrá si Estados Unidos continuará orientando al gobierno de Javier Milei, que debe alcanzar al menos 45 por ciento de los sufragios, o si las cosas girarán hacia China.

Al fin y al cabo, Beijing hace y deshace con las mayores reservas de litio del planeta, que ya no son argentinas, sino chinas.

El litio es un mineral estratégico sin el cual no es posible, por ahora, producir baterías. Y, como va el mundo, la batería es la nueva rueda, sin la cual, nada se desplaza.

Y Trump está decidido a disparar su escopeta contra todo lo que se mueva, escondido detrás de la trinchera que el cipayismo le está ayudando a construir.

Para Colombia, el peor mal no es Trump, sino la manera como los cipayos le abanican y le soplan el culo para refrescarlo y complacerlo.

Por eso, por traidores, los políticos colombianos de derecha que le hacen el coro al Gran Burundú Burundá del Norte, merecen lo que Simón Bolívar, de manera totalmente errónea, le hizo a Francisco Fernández Vinoni en Ventaquemada.

En este caso, no habrá equivocación alguna, no se reventarán las cuerdas…

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