Muy pocos deben recordar a Jorge Leyva Urdaneta.
Y de ellos, quizás ninguno debe sentir alguna complacencia con su recuerdo.
Se trata del padre de Álvaro Leyva Durán, el excanciller que se regodea de armar un complot para derrocar a su exjefe, el presidente Gustavo Petro.
Sobra decir que, para ambos, el sector más recalcitrante y radical del partido conservador, el que nació en torno de Laureano Gómez, es su ambiente político de preferencia.
Significa que, cualquier idea de progresismo, es, en realidad, una clara causa de anatema que debe desaparecer.
Que, como en el caso del excanciller, a veces haya necesidad de aparentar, en especial si hay dinero y reconocimiento, es mera cuestión de método.
Tener amigos muy estrechos, por ejemplo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), como es la relación entre Leyva y Luciano ‘Iván Márquez’ Marín Arango, no implica tener que renunciar a pensar a la manera de la caverna…
Si no, que el hijo lo diga de su padre, para quien, ganar unas elecciones para el Partido Conservador de 1947 pasaba por asesinar al líder del Partido Liberal.
Pensar así, y en septiembre proclamarlo en público y mediante un altavoz, no dejaba dudas de lo que se pretendía.
Y unos seis meses después, en una calle céntrica de Bogotá, asesinaron a balazos al jefe del liberalismo, y la historia de Colombia se convirtió en tragedia.
Entonces y ahora, el mismo apellido, “la misma arrogancia, el mismo desprecio por la democracia”.
Fue en Chocontá, como lo narra un texto del desaparecido diario Reforma, que defendía las ideas de Jorge Eliécer Gaitán. El acto, para los conservadores del pueblo y del vecindario, era presidido por Leyva, Efraín de JH. Quiñónez y Lucio Pabón Núñez. ‘Pavor’, lo llamaban, con razón, los liberales de la época.
El diario dijo, entre otras cosas:
“De Chocontá
LEIVA INCITÓ AL ASESINATO DEL JEFE DEL LIBERALISMO
En la concentración conservadora del domingo último-Escandalosa actuación de los conservadores.
Chocontá, septiembre 22. JORNADA
El conservatismo realizó la anunciada concentración de sus fuerzas ante los oradores Jorge Leiva, Lucio Pabón Núñez y Efraín de J. Quiñónez.
Por un altoparlante, innecesario dado el reducido número de manifestantes azules, los oradores vociferaron insultos contra el credo liberal y sus jefes entre extravagantes invocaciones a la Biblia, a los principios intransigentes del partido conservador, a los cuales se da como el toque clave de la salvación nacional.
El señor Leiva, en un lenguaje exaltado, afirmó que para lograr la victoria era necesario matar al jefe del liberalismo, sin que haya inconveniente alguno para ello.
El orador dijo que así como en Italia fue necesario matar a Matteoti, en Colombia había que hacer lo mismo con el jefe liberal.
El señor Pabón Núñez recomendó la organización de falanges conservadoras para oponerse a las liberales.
El señor Quiñónez dijo que la bandera del partido conservador se identifica con la de Cristo, y que hay que defenderla con la vida.
La escandalosa manifestación terminó entre gritos de muerte al liberalismo, lanzados por un grupo de exaltados jóvenes".
Del excanciller no debe sorprender nada. No es la primera vez que dedica sus esfuerzos a planear golpes de Estado.
Como dicen algunos, lo que se hereda no se hurta…