Por Dr. Polito
Su actitud es la de matón de vereda, la de gamonal de pueblo. Es un corrupto, además de un traidor.
Que sea el presidente del Senado, lo único que ha producido es acentuarle esa manera de ser tan impúdica como repudiable.
Por Dr. Polito
Su actitud es la de matón de vereda, la de gamonal de pueblo. Es un corrupto, además de un traidor.
Que sea el presidente del Senado, lo único que ha producido es acentuarle esa manera de ser tan impúdica como repudiable.
Por Dr. Polito
Es mucho más que descaro, mucho más que una simple desvergüenza, una insolencia o una falta de respeto.
Incluso, es más que la práctica de acciones vituperables como la de ofenderpor ofender, solo para ver qué pasa, o para sacar ventajas.
En un término que la Real Academia Española no acoge en su inventario, porque significa lo que realmente se quiere decir, se llama hijueputez, algo que todos en Colombia sabemos qué significa, pero que algunos prefieren no recordar.
Es esta, hijueputez, la palabra precisa para referirse a cierta acción que algunos practican, como su deporte favorito, para señalar la condición de quien acostumbra hijueputadas.
O, ¿cómo llamar a eso de decirle injustamente a alguien que es un ladrón, y, luego, cuando la víctima revira, tratar de dorar la píldora y señalarle que, en realidad, no es para tanto, que todo está bien, que no hay motivo de enojo?
Es una hijueputez, con todas las letras. Como lo es, relacionar a Gustavo Petro con una matanza de guerrilleros con la que jamás tuvo relación.
Y si las estafas son producto de un estafador, y las bellaquerías son producto de un bellaco, ¿cómo llamar a quien comete una hijueputez?
Lo anterior hace saltar en la memoria, de inmediato, situaciones como la creada por el Déspota del Plata, el tal Javier Gerardo Milei Luján.
Así, porque no puede contener su eterna diarrea verbal, en una entrevista para la televisión internacional (que ahora ya no pide prueba de lo que afirman sus entrevistados), dijo que Gustavo Petro, el presidente constitucional de Colombia, es un “asesino terrorista”, y quedó tan campante.
Y no se crea que fue esta la primera vez en que el mamarracho se desbarró contra Petro.
Luego de la obvia reacción del Gobierno colombiano, que ordenó que diplomáticos argentinos acreditados en Colombia salgan del país, y después del respaldo de presidentes y altos personajes internacionales hacia Petro, vino la hijueputez. O la hijueptada de Milei.
Ordenó a su canciller, Diana Mondino, bajarle volumen a la crisis que él originó, y dar a entender que todo está normal entre Colombia y Argentina, y que no hay motivo para que las relaciones binacionales se deterioren aún más.
Que así actúe alguien que le dijo a su paisano el papa Francisco, que es “un imbécil” y “representante del Maligno en la Tierra”, podría pasar como el gesto absolutamente inamistoso hacia un jefe de Estado.
Pero, que en un intento por recuperar una imagen que perdió para siempre, el pasado subpresidente colombiano, respalde las palabras de Milei con falseades absolutas, solo muestra el odio con el que algunos referencian a Petro.
El exsubpresidente no tuvo ningún inconveniente en decir que Petro perteneció a un grupo rebelde que cometió la llamada Masacre de Tacueyó, y con ello demostró, por milésima ocasión, su absoluta ignorancia sobre Colombia y su historia.
¿Por qué? Pues porque esa matanza, que sí ocurrió, entre 1985 y 1986, la cometieron dos comandantes del llamado Frente Armado Ricardo Franco, que robaron 1,600 millones a las Farc y crearon su propia guerrilla en Cauca.
Murieron 125 guerrilleros, a manos de José Fedor ‘Javier Delgado’ Rey y Hernando Pizarro Leongómez.
Significa que en ninguno de estos episodios participó nadie del M-19, la guerrilla en la que militó Gustavo Petro.
Pero, como para el exsubpresidente, cualquier ocasión es buena para procurar reencaucharse, pues, simplemente aprovechó y, con toda su mala leche, acusó a Petro de algo con lo que nunca tuvo relación alguna.
Y, de paso, como lo mandan los cánones de la hijueputez, dijo que las relaciones entre Colombia y Argentina deben estar por encima de las opiniones de sus presidentes.
Eso es algo que el exsubpresidente jamás tuvo en cuenta en su enfrentamiento con el gobierno de Venezuela.
La hijueputez es así.
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