Por Dr. Polito
Sí, definitivamente, sí, esta es Colombia, Pablo.
Una tierra donde puede ser ministro de Educación alguien que, con sobrada razón, le dice hijo de puta a una de las vacas que más caga, o a quien prefiere votar por un hijo de puta en vez de hacerlo por otro candidato.
Hoy, Daniel Rojas Medellín es objeto de todos los agravios imaginables, porque, con el antecedente de sus hijueputazos, los críticos babean y se relamen preguntándose ¿cómo pudo el presidente Gustavo Petro nombrarlo ministro, y para acabar de cagarla, de Educación?