Por Dr. Polito
Vendidos, aunque juren que es calumnia, los llamados periodistas de los medios corporativos colombianos no tienen dificultades ni reparos en afirmar, solo con el respaldo de sus babas, que el Senado le negará al presidente Petro el beneplácito para que convoque una consulta popular.
Es lo que les han ordenado decir, pues sus amos necesitan crear un ambiente similar para justificar lo injustificable, y convencer a los colombianos de que es mejor dejar así en lugar de embarcarse en la aventura de una consulta popular.
“No hay necesidad”, dirán unos. “No hay dinero”, gritarán otros. “¿Para qué una reforma laboral, si lo importante es que usted tenga un empleo?”, cuestionarán los más desvergonzados.
Y todos consultarán a los mismos “voceros autorizados” que convocan siempre y que, casualmente, son miembros de los partidos enemigos al pueblo, integrantes de la extrema derecha.
Pero, compradores y vendidos hacen como que no saben que, en últimas, es el pueblo el llamado a determinar su destino, y que un mecanismo fundamental para ello es el de poder decidir en las urnas.
Y eso no lo olvida el pueblo.
Tampoco olvida que la historia enseña que los derechos no se mendigan sino que se toman a la fuerza, contra la voluntad de quien se oponga.
Por eso, esos señores de micrófonos y cámaras que usufructúan canales del Estado, ustedes son, desde ahora, responsables también, como sus amos y sus compinches políticos, de lo que pasará cuando la Casa Cepeda, la de Efraín, el malvado barranquillero, le niegue a Petro el derecho a convocar a los electores para que decidan sobre lo que les van a preguntar en la consulta de la que habló hace pocas horas rodeado de indios.
Fue John Fitzgerald Kennedy, cuando presidente de Estados Unidos, el que, antes de ser asesinado, les dijo sotto voce a las oligarquías y aristocracias latinoamericanas, que "quienes hacen imposible la revolución pacífica harán inevitable la revolución violenta".
Y, eso, queridos mercachifles de los grandes medios, es algo que no pueden ignorar en estos días.
Insistan, si quieren, en negar toda posibilidad popular; berreen más y más, si les place, porque Petro habló de que con actitud como la de Cepeda se está dando pie a la violencia. Insistan, berreen, periodistas ensobrados, infames, bellacos.
Pero, mañana, no se quejen, cuando la alternativa sea tan clara como las tardes sin sombras que deja la lluvia: urna o trinchera.
Están avisados, queridos corruptos del periodismo.