Lo reconoció en un trino: el Centro Democrático, su partido de ultraderecha, alberga terroristas y genocidas.
Además, el exsubpresidente Iván Duque, aceptó que sus copartidarios de hoy, que pertenecieron al Movimiento 19 de Abril (M-19), nunca pidieron perdón ni respondieron por sus atrocidades.
En su torpeza, Duque pretendió desconocer la posición del presidente Gustavo Petro respecto de actos en torno de la espada de Bolívar, pero terminó por incluir a exguerrilleros ahora copartidarios suyos, y los calificó como “perfumados de impunidad”, que pretenden darle al país lecciones de moral y pacifismo.
Se refirió en concreto a exguerrilleros del M-19, que llevó a cabo el asalto al Palacio de Justicia, pero el contenido de su mensaje se puede aplicar a miembros de otras organizaciones ilegales. Petro, como se sabe, nada tuvo que ver con esa acción.
Al fin y al cabo, en la ultraderecha, todo el que militó o milita en una entidad guerrillera es terrorista.
En su trino en la red X, el exsubpresidente se refirió, sin duda, entre otros, a miembros destacados del Centro Democrático como:
- Angelino Garzón, exvicepresidente, exministro de Trabajo, exconstituyente, exmiembro del Partido Comunista y del M-19 y miembro del Centro Democrático.
- Everth Bustamante, exsenador por el Centro Democrático, exguerrillero del M-19, donde manejaba las relaciones internacionales.
- Rosemberg Pabón, excomandante 1 del M-19 en el asalto a la embajada de República Dominicana, exalcalde de Yumbo, exdirector del Departamento Administrativo de Economía Solidaria, exmiembro del Polo Democrático y ahora miembro del Centro Democrático.
- Eduardo Chávez, exguerrillero del M-19, exsenador del Centro Democrático y gestor, junto con Uribe, del proyecto de Seguridad Democrática, que tantos problemas ocasionó a Colombia. Trabajó en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
- Augusto Osorno, exguerrillero del M-19, pasó al Centro Democrático, y Uribe lo nombró director de Agua Potable y Saneamiento Básico del Ministerio del Medio Ambiente.
Es oportuno destacar que hay miembros del uribismo que no militaron en el M-19, pero sí en otras guerrillas y organizaciones clandestinas.
Entre ellos están:
- Obdulio Gaviria, ideólogo del Centro Democrático y de la ultraderecha en general, con vínculos con narcotraficantes (Pablo Emilio Escobar Gaviria era su primo hermano). Fue miembro del Partido Comunista Colombiano Marxista-Leninista (prohibido por el Estado), y, obviamente, apoyador del Ejército Popular de Liberación (Epl), brazo armado de su partido. Durante buen tiempo recorrió el país como vocero de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), organización rural radical.
- Mario Agudelo, excomandante del Epl en Urabá, exalcalde de Apartadó; desde el movimiento de desmovilizados del Epl Esperanza Paz y Libertad, apoyó con decisión la aspiración presidencial de Uribe.
- Carlos Franco, exguerrillero del Epl, se desempeñó durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe como director del programa presidencial de Derechos Humanos.
- Darío Mejía fue guerrillero del Epl, y luego coordinó el programa presidencial de Reinserción en Antioquia. Posteriormente, asesoró al hoy fugitivo exconsejero de paz Luis Carlos Restrepo.
- Laura viuda de Pizarro, exesposa de Carlos Pizarro, asesinado comandante del M-19, apoyó a Álvaro Uribe en su primera campaña presidencial.
- Adolfo Bula, exmilitante del Ejército de Liberación Nacional (Eln), también apoyó las aspiraciones presidenciales de Uribe.
- Carlos Alonso Lucio, exmiembro del M-19, asesor de Carlos Castaño, vinculado a los hermanos Rodríguez Orejuela, fundadores del Cartel de Cali, exesposo de Íngrid Betancourt y de la exfiscal Viviane Morales, pastor protestante, apoya a Álvaro Uribe.
El trino
El M-19 asesinó, secuestró, cometió actos terroristas y genocidas como la toma del Palacio de Justicia y nunca pidió perdón ni respondió por sus atrocidades.
Hoy sus miembros, perfumados de impunidad, pretenden darle lecciones de moral y pacifismo al país, incluso haciendo apología del robo de la espada de Bolívar.
En el 2020 llevamos la espada de Bolívar a la Casa de Nariño, creamos su guardia y le dimos el lugar que le corresponde como símbolo de la libertad y del orden institucional, nunca como trofeo de delincuentes.