Es el periodismo actual en Colombia.
En la mañana, afirma que el chantaje es la norma en las relaciones entre los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Y, al mediodía, cuando alguien como el presidente Gustavo Petro critica a la CSJ, ese mismo periodismo, hipócritamente grita que a esa corporación se la respeta.
Es lo que hace Vicky Dávila que, como Chimoltrufia criolla, así como dice una cosa, dice la otra. Y tan campante.
Un día dice que la CSJ es una cueva de criminales, y otro, que es un sacrosanto Olimpo de la Justicia que merece respeto, solo porque el pueblo, con el presidente Gustavo Petro a la cabeza, le exigen que designe a la Fiscal General de la Nación.
En tiempos del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, la CSJ era para Dávila un antro en el que todo se manejaba mediante amenazas y chantajes.
Entonces, de acuerdo con Dávila, cualquier acuerdo o decisión se producía atada a burdas amenazas por cupos burocráticos para los parientes o los amigos de los magistrados.
(Vea el vídeo https://x.com/DonIzquierdo_/status/1759298423956611539?s=20)
Eran los tiempos en que Uribe desbarraba de la CSJ, porque no elegía pronto a un fiscal general.
Era una situación semejante a la de hoy, con el presidente de la República exigiendo que la CSJ elija una fiscal de su terna, a fin de evitar que al frente de la fiscalía continúe Marta Yaneth Mancera, muy cuestionada por denuncias de sus subalternos, de tener vi2nculos con narcotraficantes y contrabandistas del Valle del Cauca.
La diferencia consiste en que, entonces, Dávila era (y es) abyecta uribista, y hoy es acérrima enemiga de Petro.
Pero, Dávila, no es la única responsable de medios de comunicación que en la mañana sostiene una cosa, al mediodía otra, y en la tarde una tercera, dependiendo de cómo soplen los vientos.
La de esta mujer es una prueba clara de los niveles de corrupción que afectan a los medios de comunicación tradicionales.