Parece una conclusión definitiva.
Después de 18 años, el propio presidente Gustavo Petro se inclinó por una versión que nadie, ni los órganos de investigación del Estado, se ha atrevido a confirmar.
El ultrapoderoso Pedro Juan Moreno Villa, exsecretario de varios años y de muchas actividades del expresidente Álvaro Uribe Vélez, fue asesinado.
Que haya muerto cuando cayó en Mutatá (Urabá, norte de Antioquia) el helicóptero en el que viajaba, no obliga a que se hable de una muerte accidental.
Petro siempre ha expresado dudas sobre la versión de que todo fue un accidente aéreo.
Al fin y al cabo, en torno de la aeronave, desde el comienzo de la investigación surgieron versiones sobre su saboteo.
Incluso, Nancy Esther Zapata Orozco, funcionaria del aeropuerto local de Medellín Olaya Herrera, fue asesinada y junto a su cadáver abandonado un sobre con un papel que decía: “Aquí no se admiten sapas”.
Ella había dicho que el helicóptero fue saboteado para que cayera en vuelo.
La razón es que Esther había compartido un correó a una amiga identificada como ‘Rebbeca’, en el que mencionaba que el supuesto accidente habría sido gestado por fuerzas mayores. La mujer indicaba en el correo la participación del jefe paramilitar alias ‘Don Berna’ e, incluso, del conocimiento del reelegido presidente Álvaro Uribe Vélez.
En reciente gira por los pueblos del sur del Caribe, concretamente en Sucre, Petro habló sobre cómo en aquellas tierras surgió el paramilitarismo.
"Aquí vino Uribe (Álvaro, expresidente) y creó una Convivir (cooperativa de seguridad, germen de las autodefensas y del paramilitarismo) con Pedro Juan Moreno (su secretario en muchas actividades)… Después, lo mataron para que no hablara (...) Con ‘el carnicero’, con Mancuso (Salvatore, comandante de las autodefensas) y otros constituyeron la primera Convivir, aquí fundaron el paramilitarismo y nació la muerte", dijo Uribe.
En una audiencia ante la Jurisdicción Especial de Paz (Jep), el excomandante de las Autodefensa Unidas de Colombia (AUC) Salvatore Mancuso relacionó a Moreno, entonces secretario de Gobierno del gobernador Uribe Vélez, de haber sido una pieza clave para asesorar al paramilitarismo.
“Él fue uno de los que asesoró tanto a los Castaño como a mi persona, haciendo recomendaciones de que este era un mecanismo valioso para consolidar las Autodefensas, que este mecanismo sería valioso para conseguir armamento, apoyo, inteligencia”, relató Mancuso.
Moreno murió el viernes 24 de febrero de en cercanías del Cañón de La Llorona, en Urabá, cuando viajaba en un helicóptero BELL 2006 B de la empresa Helicargo, hacia Apartadó. El político murió junto a su hijo Juan Gilberto; su asesora jurídica Ana María Palacios, y el piloto Juan Taborda.
Moreno quería ser senador y denunciaba, con frecuencia, graves escándalos de corrupción política, que preocuparon a la Fuerza Pública, la política y sectores empresariales.
Pese a que las autoridades del momento aseguraron la versión del trágico accidente una serie de hilos comenzaron a desatar la maraña de un complot oscuro que podría involucrar a una de las figuras políticas más importantes en la historia del país.
En el correo enviado a ‘Rebbeca’ se podía percibir la zozobra y angustia por la que estaba pasando la trabajadora del Olaya Herrera:
“Te escribo volando porque sigo nerviosa porque parece que se dieron cuenta que los estaba oyendo. Ese senor berna volvio a llamar desede la carcel. Llama seguido y tiene sus guardspaldas con el, viven alla con esa gente adentro de itagui. Y como te dije ayer se pusieron muy peliparados conmigo porque los oi hablar de ese señor Pedro juan moreno que te dije que se le cayo el helicopetero porque aqui les quitaron el repuesto y no se si el presi uribe dio la orden pero si sabia y don berna tambien (SIC)”.
Pero la tragedia no terminó con ese homicidio. ‘Rebbeca’ se convirtió en un objetivo para encontrar su identidad, y rastro eran constantemente asediados por las fuerzas oscuras que perpetraron un nuevo asesinato el 8 de septiembre de 2009; en esta ocasión la víctima fue Diana Christina Urrego, otra trabajadora del Olaya Herrera que tenía contacto con ‘Rebbeca’ y quien falleció por hablar de preparativos para una misa en memoria de Nancy Esther. Diana fue hallada sin vida al interior del aeropuerto con signos de tortura.
‘Rebbeca’ pudo exiliarse en el extranjero, y el mismo Diego Fernando Murillo alias ‘Don Berna’ le confirmó a María McFarland, autora del libro “Aquí no hay muerto”, la versión de su participación y la del mismísimo Álvaro Uribe en el accidente que le costó la vida a Pedro Moreno y sus tres acompañantes.
“Reciba un cordial saludo, sobre Pedro Juan Moreno, lo conocí personalmente ya que era un asiduo visitante de los campamentos de las Auto Defensas, concretamente de un sitio llamado 21 donde funcionaba el cuartel general de Carlos Castaño. Él era uno de los consejeros de dicho comandante. La muerte de él fue producto de un saboteo al Elicoptero donde se movilizaba. Acción llebada a cabo por órdenes de Uribe (sic)”, según 'don Berna' a McFarland.
Al parecer lo que indican las versiones es que la muerte de Moreno habría sido llevada a cabo para frenar sus intenciones de poder y sobre todo para no obstaculizar la reelección de Uribe.
Precisamente José Taborda, el padre del capitán Juan Taborda que murió en el accidente, señaló en una columna publicada por La Patria que varias prestigiosas figuras de la política colombiana le habían señalado que lo del helicóptero no fue un accidente sino un atentado.
Taborda indicó que el mismo Vargas Lleras habría confirmado el macabro complot: “Es que en síntesis, si no mataban a Pedro Juan no había reelección de Uribe”.
De igual manera el padre del piloto fallecido ha señalado que el jefe de la empresa Helicargo Luis Guillermo Ángel Restrepo, vinculado con paramilitarismo, le habría solicitado insistentemente que el cadáver de su hijo fuera cremado, para evitar así un análisis forense. Al parecer, versiones señalan que su hijo habría sido envenenado.
Confuso y escabroso así es el caso que rodea la muerte de Pedro Juan Moreno, el hombre que fue de suma trascendencia para la fuerza paramilitar en el país pero que habría fallecido a raíz de los oscuros tentáculos entre los ‘paras’ y las esferas más importantes de la nación.
Por lo pronto el señalamiento de Salvatore Mancuso ante la JEP en Córdoba trae a la memoria una serie de muertes desencadenadas por un caso misterioso que involucra crimen, política y poder.
Sin embargo, hoy nadie investiga.