Damasco (Agencias)
El Gobierno dictatorial de Bashar al-Assad parece estar en sus últimos minutos, con un cerco rebelde de islamistas fundamentalistas que, en la tarde de este sábado, estaba a solo 10 kilómetros de Damasco, la eterna capital del país.
Una avanzada rebelde tomó Homs, la principal ciudad al norte de Damasco, y decidió avanzar, en acción que analistas militares califican de sorprendente.
Otras columnas rebeldes van hacia Damasco desde el este, ganando suburbio por suburbio, mientras los soldados de al-Assad, mal pagos y cansados de años y años de defender al Gobierno, simplemente dejan de luchar o se rinden y se unen a los rebeldes.
Mantener el control de Homs era, para el Gobierno, clave de su estabilidad. Pero, ahora en manos rebeldes, la situación para al-Assad se complica, hasta el punto de que se especula que abandonó Damasco.
Las fuerzas oficiales están apoyadas por Irán y Rusia, que tiene una poderosa base naval en Tartus y otra aérea en Hmeimim, que podría perder, lo que equivaldría a que Vladimir Pûtín quedaría con un muy reducido margen de maniobra en el Mediterráneo.
El objetivo de los rebeldes es el derrocamiento de al-Assad y la toma del poder, según el líder islamista Hayat Tahrir al-Sham.
Hablando desde Roma, el enviado especial de la ONU a siria, Geir Pedersen, dijo que la situación cambia minuto a minuto, y pidió una transición ordenada del poder a medida que los combatientes rebeldes logran avances territoriales radicales contra las fuerzas gubernamentales.
Pedersen reiteró su deseo "de desescalada, de calma, de evitar el derramamiento de sangre y de proteger a los civiles", e instó a "iniciar un proceso que conduzca a la realización de las aspiraciones legítimas del pueblo sirio".
Combatientes kurdos también intervienen en la ofensiva, mientras otros frentes violentos se abren en diferentes sectores. Tropas israelíes asentadas en las Alturas del Golán, territorio sirio del que se apoderó Israel, dicen estar ayudando a las fuerzas de la ONU en Siria que han sido atacadas por "individuos armados", sin identificar a los atacanes.
Mientras tanto, la incertidumbre se ha apoderado de Damasco. La gente está preocupada por las noticias de que los rebeldes también están avanzando desde el sur. El ejército sirio se está retirando de varios lugares, pero la versión oficial en Damasco es que están aplastando a la oposición.
En las calles de la capital, la mayoría de los comercios han cerrado y los productos básicos escasean. Es difícil encontrar pan y azúcar y cientos de personas hacen cola en las pocas panaderías que siguen abiertas.
Los comerciantes han cerrado o se niegan a vender nada mientras la libra siria continúa su devaluación en caída libre desde 15.000 SYP por dólar hace una semana a 30.000 SYP por dólar hoy.
Los sirios alauitas, partidarios del régimen, tienen miedo y muchos se han marchado a ciudades costeras donde se sienten más seguros.
Los alauitas son una secta minoritaria de musulmanes chiítas de la que procede la familia Assad. Desde hace tiempo constituyen una importante base de apoyo para el gobierno de Assad y son fundamentales para que el presidente pueda mantenerse en el poder.
Los sirios que se opusieron a Asad en silencio y permanecieron en las zonas controladas por el gobierno están abrigando esperanzas. Casi todos coinciden en que el avance rebelde ya ha cambiado las cosas para bien, pero a todos les preocupa el nivel de violencia que el régimen podría desplegar para defender su control de la capital y las ciudades costeras.