La emoción la desbordó y lloró, sin arrepentimientos ni vergüenzas, mientras decenas de exguerrilleros colombianos guardaban un silencio conmovedor, antes de aplaudirla, con respeto, pero sin límites.
Estar allí, rodeada de firmantes de acuerdos de paz, le generó una emoción profunda, admitió la embajadora de México en Colombia, Martha Patricia Ruiz Anchondo. Y, luego, prácticamente comprometió de por vida a su país con la búsqueda de la paz para Colombia.
Ruiz representaba a México y al presidente Andrés Manuel López Obrador, en el Primer Encuentro de Procesos de Paz en América Latina y el Caribe, organizado por la mexicana Universidad Autónoma de Guerrero en el Centro Cultural Gabriel García Márquez de Bogotá.
La diplomática habló breve. Pero fue suficiente para hacer claridad sobre la historia de dos países que sufren violencias sin control, y los puso de ejemplo, el uno para el otro.
Reconoció que los 70 viejos exguerrilleros del Movimiento 19 de Abril (M-19) y los 170 de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) que la rodeaban eligieron el camino difícil de buscar la paz, en vez del fácil de seguir en la violencia de la guerra.
Como Colombia, dijo Ruiz, “en México tampoco hemos tenido paz (…) pero mientras Colombia nos enseña como buscar esa paz, México puede enseñar cómo avanzar en respetar y hacer respetar los derechos humanos, políticos y sociales.
Según ella, hay una ecuación que se debe cambiar en Colombia, y que México ya cambió: la ecuación entre educación pública y educación privada.
En México, el 70 por ciento de la educación es pública, y el 30 por ciento privada, en Colombia ocurre lo contrario, y México puede contribuir a cambiar esa ecuación, dijo la embajadora.
Finalmente, aún emocionada, la diplomática prometió: “Cuenten siempre con México”.
En desarrollo del encuentro, algunos exguerrilleros tomaron la palabra, mientras a todos, la Universidad Autónoma de Guerrero les entregó diplomas de reconocimiento a los exguerrilleros que firmaron compromisos de paz.
Finalmente, un grupo de líderes de izquierda, principalmente de las exguerrillas, recibieron doctorados honoris causa de la misma universidad, que ofreció un amplio programa de apoyo para la educación de los 7 000 niños, hijos de exmiembros de las Farc, que nacieron luego del Acurdo de Paz del gobierno de Juan Manuel Santos.