Partido es lo contrario de unido, íntegro, entero.
Lo define la Real Academia Española (RAE), máxima autoridad del idioma español, que precisa que es un conjunto o agregado de personas que siguen y defienden una misma opinión o causa.
Los sinónimos, sin duda, la RAE los estableció en Colombia: partido es lo mismo que pandilla, panda, cuadrilla, banda, facción, clan, bando, bandería, camarilla, secta y un largo etcétera de términos similares.
No es necesaria más claridad.
Esos sinónimos encajan, a la perfección, en especial en organizaciones del extremismo de derecha y de lo retrógrado de Colombia.
Como el llamado Partido Conservador, el más dividido a lo largo de la historia moderna de Colombia.
A mediados del siglo pasado, ese partido era, en realidad, dos tendencias irreconciliables: el laureanismo, por Laureano Gómez, una corriente intelectual de abierto cariz fascista, y el ospinismo, por Mariano Ospina Pérez, movimiento de catadura rural, con profunda raigambre en Antioquia y el área cafetera.
Hubo una tercera corriente simultánea, de orientación mussoliniana: el alzatismo, liderada por Gilberto Alzate Avendaño, que duró pocos años.
Así, dividido, el conservatismo, que nació como Partido Retrógrado, dominó la política colombiana durante decenios.
Posteriormente, vinieron las corrientes pastranista (del ospinismo) y alvarista (por Álvaro Gómez Hurtado, hijo de Laureano), que, en cierto modo se mantienen hoy.
Por lo anterior, llama la atención la queja de Efraín José Cepeda, el presidente del partido, en el sentido de que, nombrar una ministra del Deporte postulada por líderes jóvenes, es una forma del presidente Gustavo Petro de dividir a los conservadores.
Y su renuncia a la presidencia del partido, no fue más que una pataleta, que terminó cuando el directorio lo ratificó.
De todas maneras, Luz Cristina López Trejos es la ministra, y sus postulantes, mucho más jóvenes que Cepeda, la respaldarán.
Si muchos líderes no acatan a Cepeda y su anquilosada manera de pensar, no es lógico culpar al presidente de acentuar una división que ya lleva 175 años, y que cada día es más profunda.
Cepeda y su partido se parecen al Comando Central (Coce) del Ejército de Liberación Nacional (Eln) y a esa organización, que también acusan al gobierno de intentar dividir a la guerrilla, con la que negocia un proceso de paz.
De la protesta de Cepeda queda algo importante: declara que su partido es “la primera fuerza del centro derecha en Colombia”, porque obtuvo “más de dos millones de votos en las elecciones territoriales”.
Según esto, el partido Centro Democrático queda desplazado al lugar que le corresponde en el abanico político: la extrema derecha.