La derecha colombiana se sigue atomizando, enredada en ambiciones personales generadas por la relativa cercanía de las elecciones presidenciales.
Ahora, quien se lanza en busca del primer cargo de la Nación es el muy cuestionado general retirado Eduardo Enrique Zapateiro Altamiranda.
Según lo dijo a un semanario, Zapateiro propone su perfil con el objetivo de "unir a Colombia", pues considera que su experiencia de más de 30 años de servicio en el Ejército Nacional le será útil al país.
Zapateiro también aseguró que pone a consideración su nombre, pero no descarta unir fuerzas con otros aspirantes de ideologías afines.
“Espero ser la voz de los uniformados retirados y de las personas que buscan un cambio en respuesta al daño que le ha hecho al país la actual administración”, dijo Zapateiro. “La idea es trabajar por el país y recibir todos los apoyos políticos”.
Zapateiro, quizás el oficial militar más definido políticamente hacia la derecha, fue comandante del Ejército desde diciembre de 2019 hasta julio de 2022.
Este general es uno de los principales contradictores de la política de paz total y de la gestión de Iván Velásquez como ministro de Defensa.
Desde ahora se puede asegurar que Zapateiro no será ni siquiera el candidato de la derecha colombiana.
Zapateiro tiene antecedentes cuestionables, como el mensaje en el que lamentó la muerte de Jhon Jairo ‘Popeye’ Velásquez Vásquez, uno de los más sanguinarios sicarios del narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria.
Cuando este asesino confeso de 3 000 personas falleció de cáncer, Zapateiro escribió en su cuenta de la red X “Lamentamos mucho la partida de Popeye (…) Hoy, como comandante del Ejército, presento a la familia de Popeye nuestras más sentidas condolencias”.
También, lo señalan como responsable de la muerte de jóvenes durante el Paro Nacional de 2021,hechos en relación con los cuales fueron constantes las denuncias sobre uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía y el ejército colombiano, así como por la realización de actos evidentemente irregulares por parte de la fuerza pública y de civiles tolerados por esta.
Otro episodio es muy oscuro. En 1995, Jaime Quintero, padre del futbolista Juan Fernando Quintero, fue reclutado para el Ejército y enviado a Urabá. Allí tuvo un altercado con Zapateiro, comandante de la unidad, entonces capitán.
Fue devuelto a Medellín en un bus, pero jamás llegó a su destino.
Zapateiro se enfrenta a las ambiciones de Miguel Uribe Turbay, Vicky Dávila y Germán Vargas Lleras, y a las aspiraciones no declinadas aún de María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, que se consideran legítimas candidatas por el Centro Democrático de Álvaro Uribe Vélez.
Hasta el momento, el exmilitar no ha decidido si se presentará con el aval de un partido político o si recolectará firmas para formalizar su candidatura.
Zapateiro tiene arraigo entre los militares de alto grado, que no son tan numerosos como los de menor graduación, y cuenta el respaldo de algunos grupos de retirados, pero no de todos