Para la Real Academia Española (RAE), abudinear (o abudinar) significa robar, estafar.

El organismo es solo una autoridad académica, no una entidad a la que se deba obediencia sin discusión.

Si en el gobierno del insignificante Iván Duque no hubiera surgido el escándalo del Mintic, a cargo de Karen Cecilia Abudinen Abuchaibe, en el que, por su desidia, su incuria y su descuido absolutos se perdieron 70,000 mil millones de pesos, el verbo no existiría en ninguna de sus dos formas. Tampoco, si ella no fuera amiga del cuestionadísimo Álex Char, ex y electo alcalde de Barranquilla.

Pero el verbo existe, en su acepción más contundente, y así quedará per secula seculorum.

Abudinen es un apellido árabe, como Char, como Amín, como Abuchaibe, como Name, como Chaljub, como Nule y como otros frecuentes en noticias de prensa relacionadas con escándalos políticos y manejos del erario.

No es necesario insistir en lo que ocurrió en el Mintic, mientras Abudinen era la responsable. Pero, puede ser oportuno aceptar que ella no robó, como lo sostiene desde cuando descubrieron el, hediondo pastel.

Pero, ¡oh!, decepción, permitió que sus subalternos lo hicieran con una suma que, solo imaginarla, causa no solo náuseas, sino físico vómito.

Que su negligencia la llevara a permitir que, bajo su prominente nariz árabe, se robaran ese dineral, es creíble y, quizás, entendible.

Pero, que no haya robado un centavo, en un gobierno en el que el robo fue verbo de conjugación diaria en las dependencias del Estado, es decepcionante.

Prefirió alejarse de la tradición de otros políticos de apellidos cortos y uñas largas y perdió una oportunidad que no volverá…