Israel lanzó al menos 85 toneladas de explosivos de muy alto poder para asesinar en Beitur (Líbano) al líder de Hezbollá, Hassan Nasrallah.
Fuentes militares israelíes dijeron que en la andanada de bombas se utilizaron unas 85 bombas denominadas "antibúnkeres".
Estos misiles también conocidos como "municiones de penetración terrestre", pues se hunden profundamente en el suelo antes de detonar y pesan entre 900 y 1800 kilos cada uno.
La Convención de Ginebra ha prohibido su uso en zonas densamente pobladas. Dahiyeh es un barrio densamente poblado de Beirut y los misiles israelíes derribaron varios edificios residenciales.
Al confirmarse el deceso de Nasrallah y al menos un alto oficial iraní, el ayatola Ali Jamenei, líder de Irán, dijo que esas muertes “no quedarán sin venganza”.
De orientación islamista chií, Irán y Hezbollá son aliados estratégicos en su lucha contra Israel y el sionismo.
Jamenei anunció cinco días de luto en Irán en respuesta a lo que llamó el "martirio del gran Nasrallah", describiéndolo como "un camino y una escuela de pensamiento" que continuaría.
Los medios iraníes informaron que un general de la Guardia Revolucionaria iraní también murió en los ataques israelíes del viernes.
El ejército israelí afirmó que Nasrallah tenía "la sangre de miles... en sus manos" y que lo atacaron mientras estaba "ordenando ataques más inminentes".
Se teme que el ataque pueda sumir a toda la región en una guerra, después de casi un año de combates transfronterizos entre Israel y Hezbolláh provocados por los ataques del 7 de octubre y la guerra en la Franja de Gaza.
La clave de lo que sucederá a continuación en Medio Oriente es lo que decida Jamenei.
Hasta ahora, él y otras figuras iraníes de alto rango se han abstenido de prometer represalias por la serie de golpes severos y humillantes que Israel ha asestado a Hezbolláh en las últimas semanas, aparentemente porque Irán no quiere una guerra con su archienemigo.
Irán tampoco ha cumplido su amenaza de vengar el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán en julio, del que Irán y Hamás culparon a Israel.
Tanto Hezbolláh como Hamás, organización político-militar de Palestina, están catalogados como organizaciones terroristas por Israel, Estados Unidos, el Reino Unido y otros países.
Más temprano el sábado, Jamenei instó a los musulmanes a apoyar a Hezbolláh "con sus recursos y ayuda", pero no prometió tomar represalias por el ataque que mató a Nasrallah.
"El destino de esta región será determinado por las fuerzas de resistencia, con Hezbolláh a la cabeza", dijo.
Mientras tanto, la agencia de noticias Reuters citó a dos funcionarios regionales que dijeron que el líder supremo había sido trasladado a un lugar seguro dentro de Irán con medidas de seguridad reforzadas. También dijeron que Irán estaba en contacto constante con Hezbolláh y otros aliados para determinar sus próximos pasos, según el informe.
Jamenei, fotografiado la semana pasada, expresó sus condolencias a la familia de Nasrallah.
El ataque israelí del viernes destruyó varios edificios en el suburbio de Dahieh, al sur de Beirut, debajo del cual, según el ejército israelí, se encontraba la sede central de Hezbolláh.
Hezbolláh confirmó el sábado la muerte de Nasrallah, pero no hizo comentarios sobre la afirmación del ejército israelí de que Ali Karaki, jefe del Frente Sur del grupo, y otros comandantes fueron asesinados junto con Nasrallah.
El general Abbas Nilforoushan, comandante adjunto de operaciones del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI), también fue "martirizado" en Dahiyeh el viernes, según el medio de comunicación Saberin News vinculado al CGRI.
No proporcionó más detalles, aunque el sitio web de noticias moderado Didban dijo que fue "asesinado junto con" Nasrallah.
Sin embargo, no ha habido ninguna confirmación oficial por parte de las autoridades iraníes.
Irán utiliza al CGRI para proporcionar a Hezboláh la mayor parte de su financiación, entrenamiento y armas, lo que ha permitido al grupo islamista chiíta construir un ala militar más fuerte que el ejército libanés.
Estados Unidos afirma que el CGRI también supervisa la coordinación de la red de grupos armados aliados de Irán en Oriente Medio, todos ellos opuestos a Estados Unidos e Israel y que a veces se autodenominan el “Eje de la Resistencia”. Además de Hezbolláh, entre ellos se encuentran Hamás, los hutíes en Yemen y las milicias chiítas en Irak y Siria.
El sábado, se escucharon las sirenas de alerta antiaérea en la ciudad israelí de Tel Aviv después de que los hutíes lanzaran un misil en apoyo de Hezbolláh. El ejército israelí dijo que el misil fue interceptado.
La Resistencia Islámica en Irak, un grupo que agrupa a las milicias iraquíes, también se atribuyó nuevos ataques con aviones no tripulados contra el norte de Israel y los Altos del Golán ocupados.
Sanam Vakil, director del programa para Oriente Medio del centro de estudios británico Chatham House, dijo que la reputación de Irán entre sus aliados estaba "ciertamente dañada" y que el país "buscaría alguna forma de dar vuelta la situación y salvar las apariencias".
“Esto podría resultar en una respuesta coordinada del eje, incluyendo a Irak y los hutíes, u otro ataque iraní directo contra el propio Israel”, dijo.
“Si mantiene la presión o incluso la intensifica, Teherán es consciente de que esto provocará más ataques, pero optará por mantener la presión sobre Israel”.