
Son el grupo de los que se creyeron intocables. Son el Cartel de los Buenos Muchachos, como los definió su jefe.
Todos estuvieron muy cerca de Álvaro Uribe Vélez, ya fuera para interpretar sus deseos y hacer su voluntad, ya para lucirse y destacar en los más estrechos círculos en torno del jefe máximo del Centro Democrático.
Algunos han muerto luego de purgar penas o bajo investigaciones; otros, pusieron tierra por medio entre ellos y la Justicia que los busca, pero todos han tenido que ir a los estrados a responder por sus faltas.
Llama la atención, sin embargo, que el personaje por el cual arriesgaron su honor, su dignidad y su libertad, aún esté libre, ignorante de todo cuanto ellos hicieron.
Por lo menos es lo que él argumenta.
Ha sido como si un terremoto hubiera barrido con muchos de los altos funcionarios que lo han rodeado, pero ni siquiera se hubiera atrevido a acercarse a él, que ha permanecido incólume, y así continúa, pese a los esfuerzos de organismos de la Justicia por echarle mano, en razón de las numerosas investigaciones que ha afrontado.
Uribe no solo parece intocable. Realmente, hasta ahora, lo es. ¿Hasta cuándo?
Entre los caídos hay de todo.
Desde conspiradores contra la Corte Suprema de Justicia hasta asesinos, pasando por civiles y militares vinculados a grupos paramilitares y al narcotráfico…
Es una increíble fauna de delincuentes de toda clase, para quienes la corrupción es solo un modo de vida que los llevó a creerse inmunes.
Tanto o más que el jefe, convencidos de que la inmunidad temporal era impunidad definitiva.
El Cartel de los Buenos Muchachos (no están todos, aunque aún hay muchos bajo investigación), está conformado así: