Cuando la revolución cafetera incontenible, entonces sí la Federación Nacional de Cafeteros (Fedecafé) se sacudió y, de afán, intenta evitar que millares de productores rebeldes le monten competencia a ella y a su amado Juan Valdez.
Con el apoyo del Gobierno de Gustavo Petro, una Asamblea Nacional Cafetera sesionó dos días en Bogotá y acordó las bases para cien años más de cultura cafetera en Colombia.
Además, cobró fuerza la idea de llevar a cabo una Constituyente Cafetera.
Con ello, productores de todo el país, incluido el tradicional Triángulo del Café (Caldas, Quindío y Risaralda), abrieron de par en par la puerta para crear un nuevo gremio nacional de la industria.
Cuando los asistentes regresaban a casa, la federación hizo conciencia de que la revolución es real, y, solo entonces, su presidente, Germán Bahamón, atinó a reaccionar.
Esa manera tardía de actuar está incluida en una muy larga lista de quejas de los cafeteros, convertida en razón de asumir la rebelión como forma de lucha.
Hay una circunstancia que le da fuerza a la revolución: la participación decidida de jóvenes que buscan demostrar que pueden asumir las riendas de la industria.
“Tenemos la intención de convocar un congreso cafetero para septiembre u octubre, que reúna a 2.000 jóvenes de todo el país, para constituir una nueva organización gremial”, dijo Andrés Rivera Jaramillo, de Coojuvenil.
En su discurso de instalación, el presidente Petro sacudió la entraña viva de Fedecafé, cuando se refirió al sacratísimo tótem del Fondo Nacional del Café, una cuenta parafiscal que nutren todos los cafeteros con el aporte de seis centavos por cada libra de café exportado a través de la organización.
Sumados todos esos seis centavos, la federación recibe cada año entre 90 y 100 millones de dólares, una suma que, según Petro, le permite a Bahamón ganar 200 millones de pesos mensuales.
Por esta y otras razones, durante su discurso Petro aseguró que los dineros del Fondo Nacional del Café son del “pueblo colombiano”, y explicó que el Estado tiene que tomar las riendas del Fondo para proteger y dar un buen uso de ellos.
“¿Qué hacemos con el Fondo Nacional del Café?”, preguntó el presidente, y respondió. “Hay plata, pero ¿cómo se está usando? Tenemos derecho sobre ese dinero. Pero se ha creado la tesis de que hay otros derechos adquiridos por parte de privados”.
Por fin, luego del discurso, además de las protestas de la federación y de sus defensores, luego de más de un siglo de creada, todos aceptaron que hay que reformar y reorganizar la entidad y mejorar muchos procesos.
El presidente habló del bolsillo, y el nerviosismo estalló en las altas esferas de Fedecafé.
Óscar Gutiérrez, vocero de Dignidad Cafetera, crítica de la federación, aseguró que “hay que hacer reformas, sí, reorganizar y mejorar muchos procesos, sí, pero con ese pretexto y con el de la transparencia, no puede acabar una institución indispensable para comercializar el café, la financiación de las cooperativas y demás tareas que atiende”.
Las bases de la revolución
La Asamblea terminó con la formulación de 13 puntos:
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Asociatividad Solidaria Cafetera. Se implementará el Acuerdo Nacional para el fomento y fortalecimiento de la Asociatividad Solidaria Cafetera.
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Fortalecimiento social de la caficultura. Se creará la Convención Nacional de Jóvenes Cafeteros, Niños y Niñas Cafeteras y la Convención Nacional de Mujeres Cafeteras y Chapoleras, para su participación con enfoque diferencial.
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Activación del Fondo de Estabilización de Precios teniendo en cuenta las afectaciones en los ingresos de los caficultores, ocasionadas por la situación de crisis actual.
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Reforma Agraria Cafetera. Garantizar el acceso a la tierra de las familias cafeteras, en unidades agrícolas suficientes que permitan un ingreso que dignifique su trabajo. Se generarán alternativas que recomponga el minifundio y se adelantará un programa de titulación.
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Será determinante el apoyo a la productividad con renovaciones y programas de fertilización que promuevan la productividad, impulsando y priorizando sistemas productivos agroecológicos, de paisaje sostenible de la finca cafetera biodiversa que asegure la sostenibilidad de la producción cafetera en el tiempo y la preservación de las condiciones ambientales y de diversificación productiva que beneficien los ingresos de las familias cafeteras.
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Transformación productiva hacia una agroindustria innovadora y sostenible capaz de producir para el mercado interno y para la exportación, no solo cafés de alta calidad, sino también productos y derivados alimenticios, no alimenticios, así como insumos y extractos del café para uso industrial con un alto valor agregado.
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Facilitar el acceso al crédito, otorgar alivios financieros a quienes se han visto afectados por la crisis, y ampliar los recursos de crédito de fomento con incentivos y subsidios para el fortalecimiento de una agroindustria innovadora y sostenible.
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Fortalecimiento del proceso de comercialización. Se requiere una estrategia para venta de cafés especiales y orgánicos y procesos de tostado en origen.
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Extensión agropecuaria diferenciada. Se debe promover la prestación del servicio de extensión a través de las cooperativas y asociaciones de forma integral, bajo sus conocimientos y técnicas.
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Se promoverá la identificación de semillas nativas y la creación de la reglamentación de viveros de producción por parte de las organizaciones de base.
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Se creará elincentivo integral para la gestión de riesgos de la caficulturaque tendrá como base el fortalecimiento de las asociaciones y cooperativas de los caficultores.
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Fomentar y fortalecer el desarrollo del agroturismo en las fincas cafeteras.
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Estructurar incentivos financieros, de gestión agroforestal y biodiversidad sostenible, propuesto en el marco del Pacto Verde.